Aprende a decir NO. Piensa primero en la opción No cuando te propongan algo. Recuerda que decir SÍ también puede ser decir NO a algo que antes había sido SÍ.
Cómo puedes mejorar tu organización personal aprendiendo algo que parece muy fácil, pero que no lo es tanto si vemos la cantidad de personas a las que eso les cuesta muchísimo. La clave es decir NO cuando es NO, aunque sea más fácil decir SÍ.
Cuando asesoro a personas o a empresas sobre gestión del tiempo y organización con cursos como Organización Total, prácticamente siempre me encuentro con que se han generado solos, sin ayuda de nadie, un problema con lo que pueden abarcar y eso suele ser causa directa de decir demasiadas veces SÍ cuando hubieran tenido que decir NO. Es consecuencia de elegir el camino que creen más fácil, de pensar que cuanto más abarcas mejor eres, más servicio das y, en muchas empresas, más dinero ganas.
Te diré que lo más probable que ocurra, si eres de estos, es que acabes muriendo de éxito, que es una de las muertes más tristes, porque no la podrás justificar con nada más que tu incapacidad para decir NO.
¿Por qué es más fácil decir SÍ?
Nos han educado así, forma parte de nuestras creencias. Nos han enseñado que hay que ser serviciales, generosos, atentos y eso implica sacrificar nuestra calidad de vida antes de dejar a nadie “colgado”. Nos han hecho creer que tenemos que darnos a los demás -sin tener en cuenta quién es ese “demás”-; nos han convencido que seremos mucho mejor aceptados por nuestra familia si decimos siempre SÍ a las salidas aunque nos aburran y nos hagan sentir mal; que debemos decir SÍ a todo lo que manda nuestro jefe; que nos aceptarán mejor nuestros compañeros si siempre estamos dispuestos a decir SÍ a cualquier cosa que nos propongan;…
Pues lo siento, pero no es así. Porque decir SÍ a todo es decir NO a algo a lo que habías dicho SÍ antes. Vuelve a leer la frase. Sí, tú, vuelve a leerla. Exacto, lo has entendido bien.
Tu día tiene 1440 minutos. No podrás comprar ni uno más. Nadie puede, si se pudiera yo ya lo habría hecho, te lo aseguro. Olvídate de esa opción. Así que los que dicen siempre SÍ es como si esperaran que su día se alargara indefinidamente y eso no va a pasar.
¿Qué ocurrirá si alguien dice SÍ a los fines de semana ocupados por compromisos que no son suyos y que no le dan satisfacción? Pues que, con el tiempo, tendrá la sensación de que no vale la pena trabajar para tener ese tiempo libre tan poco satisfactorio.
¿Qué pasa cuando alguien dice SÍ a todo lo que le manda su jefe o a sus profes? Que empezará dejando de lado cosas que quiere hacer en su vida personal; que luego seguirá quitándole horas a su familia y a sus amigos; que después se las quitará al sueño; y que eso hará que su rendimiento baje en todos los sentidos y entonces su pareja pensará “vaya aburrimiento estar con alguien así” o incluso su jefe llegará a la conclusión de que eso que antes hacía tan bien, ahora ya lo hace bastante mal y parece que siempre vaya agotado a trabajar. Consecuencia de decir SÍ siempre: tu vida es peor. Te quedas sin pareja, o sin hijos, y sin trabajo. Fíjate que aquello que más querías preservar diciendo siempre SÍ es lo que vas a acabar perdiendo. Yo llevo 29 años en uno de mis trabajos porque digo muchas veces NO, estoy absolutamente seguro. He visto desfilar a muchos de los que siempre decían SÍ y ya no están.
Pero, ¿se puede de verdad decir NO cuando es NO y el otro espera un SÍ? ¡Claro que se puede! No es que puedas, es que debes hacerlo. Por ti, sobre todo, pero también por los demás. Decir NO a un compromiso familiar que no te interesa es apostar por hacer otra cosa en ese tiempo que te dará satisfacción personal, es decidirse por estar de buen humor, es tener claro que vas a desconectar y que estarás en plena forma el lunes. Decirle NO a tu jefe es apostar por hacer aquello a lo que ya te has comprometido de la mejor manera posible. Es, por tanto, apostar por la calidad de tu trabajo.
Depende solo de una cosa: de la comunicación con que digas el NO, de cómo lo argumentes. Ah y no llores. He visto muchas personas que cuando les dicen algo que debería ser NO, pero no se atreven a argumentarlo correctamente y temen que los consideren peores de lo que son o menos predispuestos, se ponen a llorar. Llorar no resuelve nada. Es dejar en manos de la pena que puedas hacerle al otro la decisión. No es argumentar, es pedir limosna. ¿Cómo crees que te ve en ese momento la otra persona? ¿Ha mejorado la percepción que tiene de ti?
Firmeza, argumentos y perspectiva de tu vida. Los tres elementos que te ayudarán a decir NO cuando es NO para no decir un SÍ que luego será un NO a otra cosa a la que te habías comprometido diciendo SÍ.
Conocer tu capacidad de SÍes te ayudará a no decir más de los que puedes asumir. Te garantizo que es una de las cosas que más sustenta mi calidad de vida. Yo sé cuánto tiempo me cuesta un SÍ de los que doy, cuánto esfuerzo, cuánto desgaste, cuánto placer, cuánto descanso. Una vez tienes esto claro, jamás vuelves a decir SÍ cuando te hubiera encantado decir NO.
Y un ejercicio para terminar: A lo siguiente que te propongan hoy, sea lo que sea, di NO. Ya verás lo bien que te sienta.
Jaume Josa.